jueves, 26 de febrero de 2009

Milord de Muswell

Dicen que los perros tienen dueño y los gatos personal a cargo. Yo estoy a cargo de uno y la verdad es que me encanta. Nació en Londres, de ahí su nombre, del barrio donde vivía mi hija cuando decidió que quería un gato. Oficialmente es de ella, pero me lo prestó al regresar por unas cuantas semanas y lo secuestré descaradamente. A lo mejor un día se lo devuelvo...(o a lo mejor no....)

Lo ascendí a Lord porque es elegante, educado, cariñoso, obediente, cosa rara en los gatos, en fin, todo un gentleman gatuno. Me encanta su independencia y sus ganas de jugar, cuando él quiere, claro, no cuando quiero yo.
Su carita es todo un poema cuando quiere pedirme algo, sobre todo cuando no le haces caso. Es muy expresivo, sus modales muy finos y me fascina su infinita curiosidad. No hay nada nuevo que entre en casa que no lo inspeccione debidamente y si me descuido algún día me encontraré el gato estampado ya que cuando pongo en marcha la impresora intenta meterse dentro. Curiosea en los cajones, en los armarios y en cualquier cosa nueva que yo esté haciendo poniendo además una gran atención y unas enormes ganas de aprender, al menos lo parece, claro. Mas de una vez lo he dejado encerrado dentro de algún armario, pero se pone a dormir y ni se inmuta. Sabe que lo buscaré cuando lo eche de menos, y se debe reír por lo bajini cuando lo llamo desesperadamente y sigue sin inmutarse, hasta que lo encuentro encima de mi ropa favorita. Casi estoy consiguiendo que me conteste o venga cuando lo llamo. Paciencia.

Eso sí, le asusta el timbre de la puerta. Se esconde debajo de la cama y allí se queda hasta que le apetece y decide salir a saludar.

Dicen que el deseo de un gato de arañar un sofá es directamente proporcional al valor de éste. Por fin he conseguido que no lo arañe, pero claro, un poco tarde. Sus rascadores están perfectamente nuevos y los ignora, pero el sofá, es una delicia para arañar sobre todo porque es muy grande y hay mucho espacio. Tampoco ninguna alfombra permanece en su estado plano natural demasiado tiempo...en fin, ya se sabe...

Los abrigos, pantalones y jerseys atraen el pelo del gato en proporción a la oscuridad de las prendas. Vale más acostumbrarse a ir cubierta de pelo porque por más que pases el cepillo, cuando estás en la puerta siempre te vendrá a despedir acariciando tus faldas o pantalones, o se pondrá encima del abrigo que has dejado un momentito en algún lugar antes de salir. Pues sí, tengo un gatito, y que?...

También dicen que todo gato intentará dormir con humanos siempre que sea posible y en una posición que sea lo más incomoda posible para éstos. Doy fe.


Lord Muswell de relax

Un gato siempre se estirará en una longitud directamente proporcional a la duración de la siesta hecha. Recomiendo que lo imitemos, es un maestro de relax. Es capaz en diez segundos, de pasar del sueño mas profundo, a la mas ferviente actividad, y dado que los gatos saben que la energía ni se crea ni se destruye, usan la menor cantidad de energía posible. Y también pueden alargar su cuerpo lo suficiente para alcanzar cualquier cosa mínimamente interesante para ellos.

También está la ley de observación del refrigerador. Si un gato observa detenidamente el refrigerador durante tiempo suficiente, conseguirá que alguien vaya y le dé algo bueno de comer. El mío lo hace, esperando su ración de loncha fina de pechuga de pavo, pero sólo de una determinada marca. No es glotón pero si muy sibarita...!!!. La culpa es mía, claro, porque ahí está siempre.

Este es mi gato, por supuesto como otros muchos, los Pérez, los Pocholitos, las Lolas, por citar algunos de mis conocidos y a los que sus dueñas, independientes como nuestros gatos, los mimamos y los queremos y que por supuesto, estos nos lo agradecen con sus propios mimos y su compañía.

Hay humanos que parecen animales, pero por suerte hay muchos mas animales que parecen humanos, entre ellos los lindos gatitos.

Karma

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